—Directora, ¿qué fue lo que vieron sobre el futuro que les asustó tanto como para querer esconderse? —preguntó Cloe.
—Vieron lo que, en efecto, está empezando a cumplirse — continuó—. Guerras, contaminación, malgasto de recursos naturales. Un futuro en el que los propios seres humanos destruyen su mundo.
—Peo eso es terrible —intervino Victoria.
—Durante siglos, los arkalianos han tratado de encontrar una solución para este horrible final, hasta que creen haber dado con la solución. Los niños y niñas sois la clave para cambiar el futuro, en vuestra mano está la llave para salvarnos a todos.
—Pues vaya responsabilidad —dijo Teo—. Yo no sé por dónde empezar
—¿Has dicho «creen»? ¿estás hablando de los arkalianos en presente? —interrumpió Carlos.
—Así es, Carlos. Arkailon y los arkalianos siguen existiendo —confirmó la directora—. Pero permanecen ocultos, custodiando la esfera ancestral y protegiendo al mundo desde las sombras.
—¿Nos estás diciendo que todo este tiempo han estado en Isla Sombra? —preguntó Cloe.
—Y más cerca de lo que imagináis —continuó Lucía—. Siempre ha habido algún arkaliano entre nosotros, un enviado especial que los mantiene informados de lo que sucede en el mundo, es lo que ellos llaman un viajero.
—¿Quieres decir en nuestro colegio? —preguntó Teo.
—Efectivamente —dijo Adela—. Ellos fueron los fundadores del Círculo Secreto, un grupo de estudiantes y maestros encabezados por los arkalianos cuya misión es proteger al mundo de su destrucción.
—Pero, hay algo que no entiendo —dijo Victoria—. ¿Cómo podrían unos niños cambiar ese futuro?
—No subestimes el poder de los niños, Victoria —contestó Mariela—.